La extranjerización del fútbol mexicano es y será siempre un tema polémico y complicado en nuestro país, sin embargo el francés André-Pierre Gignac luce plenamente convencido en querer ser figura, y vaya que lo ha conseguido luego de ser Campeón en su primera temporada con los Tigres de la UANL.
Argumentos buenos y malos siempre van a existir entorno a los no nacidos en México, sin embargo, Gignac cumplió un periodo de adaptación inmediato. Desde que llego a Tigres entendió perfectamente la idea futbolística de Ferreti dentro y fuera de la cancha, el francés es disciplinado tácticamente, por otro lado no da una sola pelota por perdida y su potencia e intensidad le dan la calma para llegar en la mayoría de las ocasiones certero a la zona de definición.
Pese al poco tiempo dentro del plantel felino, se le nota la ansiedad que tiene por formar parte del grupo, pues cada gol de Tigres lo festeja eufórico con sus compañeros y cuerpo técnico, sea el o alguien más el autor de la anotación, de igual forma convoca a los mismos siempre a celebrar las anotaciones propias, pues entiende que el equipo trabaja en la mayoría de las ocasiones para hacerle llegar de forma limpia la pelota.
Durante la temporada Gignac se convirtió nuevamente en Padre y no dudo en mostrar la foto de su hijo recién nacido por redes sociales, presumiendo la nacionalidad mexicana y augurándole un futuro como el próximo centro delantero del TRIcolor, motivo que gusto a los aficionados tigres y a muchos mexicanos, ganando adeptos que sumados a su buen fútbol lo convierten en mi opinión, como el mejor jugador de la Liga Bancomer MX.