Muchos en Tlanepantla, Estado de México, sueñan con ser futbolistas profesionales, pero,¿dije en Tlaneplantla? mas bien, en todo el mundo.
Hay niños, jovenes y adultos que sueñan con patear una pelota de manera profesional en su estadio favorito, esa sensación de adrenalina y grandeza que solo este deporte te da, pero desgraciadamente, no todos llegaran a esa cúspide del deporte más hermoso, divertido y apasionante del mundo.
La mayoría de los que jugamos fútbol simplemente lo hacemos para divertirnos, para hacer ejercicio, pasar un rato con los amigos del barrio, de la cuadra o con la familia. Aquí el punto importante es que no todo es bonito al ser futbolistas profesional. Puedo apostarles que la mayoría de futbolistas profesionales se han perdido en mas de una ocasión, una evento o situación familiar importante. Esto es parte del sacrificio que tiene que hacer un futbolista.
Pero hoy quiero hablar de un jugador en especifico. Ex seleccionado nacional, tuvo un paso fugaz en Europa con los clubes de West Ham en Inglaterra y el Real Zaragoza en España, y hoy actual jugador de Rayados de Monterrey, Pablo Barrera.
Este jugador hallo la forma de sentirse cerca de sus seres queridos y llevarlos a todas partes al tatuarse los nombres de sus familiares en brazos y cuello. Con esto, el futbolista recuerda que hay alguien importante para el en casa, alguien que no pudo recibir un beso de el por estar concentrado con su club. Pero para no olvidarse de sus seres queridos, lleva tatuado en sus piel los nombres de aquellos que lo motivan a esforzarse en su trabajo dentro del fútbol.
Agradecemos a Pablo por compartirnos esa parte importante de su vida, le deseamos toda la suerte y que su esfuerzo se vea recompensado.