En la pasada previa rumbo al Mundial de 2026, les hablamos de la crisis italiana y su posible eliminación, ahora les hablaremos de Brasil, una selección que comenzó su clasificatoria venciendo a Bolivia 5‑1 y a Perú 0‑1. Sin embargo, tras ese arranque imponente, los resultados comenzaron a flaquear. Un empate ante Ecuador y derrotas históricas contra Uruguay y Colombia marcaron una caída sostenida en el desempeño, hasta acumular cuatro derrotas en cinco partidos, dejando a la pentacampeona del mundo en la quinta posición, fuera incluso del margen de clasificación directa.

Pero su calvario no terminaba ahí, pues el golpe más duro llegó el 25 de marzo de 2025, cuando Brasil cayó 4‑1 frente su acérrima rival Argentina en Buenos Aires, su mayor derrota en un trámite eliminatorio. Este partido expuso todos los problemas estructurales: bajos rendimientos colectivos, falta de cohesión en un equipo con talento individual y una dirección técnica inestable. Lo cual culminó con lq destitución de Dorival Jr., quien apenas acumulaba seis victorias en 14 partidos, con siete empates y dos derrotas.

Para evitar la catástrofe y aprovechando la situación en Madrid, la Confederación Brasileña de Futbol anunció a Carlo Ancelotti como nuevo seleccionador, convirtiéndolo en el primer técnico extranjero a tiempo completo en casi un siglo. Si bien no se ha podido ver la mano del italiano, su llegada ha aportado calma y estructura: en su debut empató 0‑0 en Ecuador y luego ganó 1‑0 a Paraguay, asegurando virtualmente el boleto al Mundial. En ese partido se notó una mejora en circulación, solidez táctica y un equilibrio entre juventud (Estêvão) y experiencia (Casemiro, Vinícius Jr.), quien marcó el gol decisivo. Cabe destacar que Ancelotti ha enfatizado que busca la reconstrucción del espíritu de equipo, buscando combinar disciplina, técnica y la mística carioca que caracteriza a Brasil.