Di Stéfano creció en el Barrio de la Boca teniendo contacto permanente con el mundo del fútbol. No tardó en ser llamado por el River Plate para probarse en las categorías inferiores y posteriormente debutar con el primer equipo en 1945. A pesar de que el comienzo de su trayectoria no fue el esperado, muy pronto encontraría su camino en un país diferente.
Colombia le otorgó su oportunidad de oro con un partido entre los Millonarios de Bogotá y el Real Madrid, donde el argentino se lució anotando dos goles y llamando la atención de los más grandes de Europa. En 1953 fue fichado por el Barcelona; no obstante, tras una disputa con el Real Madrid de Santiago Bernabéu, los culés aceptaron liberar los derechos del jugador y permitirle vivir lo que después reconocería como la mejor etapa de su vida.
Desde su llegada a España se sintió como en casa, convirtiendo la sensación en estadísticas positivas desde su primer torneo. Con el club se convirtió en un referente futbolístico, participando en once temporadas y obteniendo diecisiete títulos entre los que destacan las históricas cinco Copas de Europa consecutivas y dos Balones de Oro. Tras su retiro, prevaleció durante varios años como el máximo goleador del club.
Tanto fue su amor a la experiencia europea que incluso se nacionalizó español para poder disputar encuentros con la Selección. A pesar de que no pudo demostrar su talento en las Copas Mundiales, es considerado por muchos como el mejor futbolista de su época. Con habilidades únicas como su visión del juego, capacidad de mando y poder de gol, aún después de su fallecimiento, Di Stéfano continúa representando la encarnación de lo que realmente se necesita para portar el mágico 10.