Queridos lectores enfranjados, hoy les traemos la remembranza de un partido de esos que vivirán en la memoria de todos los aficionados que fueron testigos del enfrentamiento entre Puebla y Atlante. Un duelo de esos que entretienen, gustan y enamoran porque como dice el dicho “goles son amores”.
El marco fue el mítico Estadio Cuauhtémoc, en la última jornada de la temporada 1994-95, con un Puebla ya clasificado al repechaje, mientras que los potros no se jugaban nada. Pocas esperanzas de show, sí, pero eso no les importó a los jugadores quienes se entregaron al 100%.
La Franja, de la mano de Tita se adelantó en el marcador, sin embargo, Rubén Omar Romano empató el juego. Después el “Profe” Cruz anotó un autogol que volvió a dar la delantera a los camoteros, lo cual sirvió de poco ante el cañonazo de Jorge Salas que culminó en las redes poblanas.
Después de este gol, le siguieron las anotaciones de Wilson Graneolatti, un autogol de Pimentel y otro más de Luis Miguel Salvador que ponían al Atlante por delante en el marcador. Después llegó el descuento de Tita, el cual se vio opacado por el sexto gol de los “Potros”, 3-6 en el minuto 82.
Pero aquí llega la epicidad del partido, pues cuando el Puebla se encontraba en la lona, un remate de Pimentel en los últimos minutos del partido reavivó la esperanza. Después llegó Ali Fernández quien remató un balón que iba al segundo poste. Tras el festejo, un conato de bronca y expulsiones contra los blaugranas en el minuto 95, un penal a favor del Puebla ejecutado por Sánchez Yacuta puso el marcador final de 6-6, el partido con más goles en la historia del futbol mexicano.