Naces, creces, te reproduces y mueres, ese es el ciclo de la vida en las especies, y yo diría que en el fútbol pasa algo parecido, nacimos con la leyenda Edson Arantes Do Nascimiento, con Romario y con Garrincha, crecimos viendo a Cafú, Lucio, Vampeta, Ze Roberto, Juninho y los famosos, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho y Roberto Carlos, pasando a la parte de la reproducción está el problema. El futbol brasileño pensó que esas leyendas y figuras con las que muchos crecimos le rendirían culto por muchos años, y empezó a exportar grandes promesas a temprana edad, Diego, Robinho, Kaká, Neymar, Miranda, Filipe Luis, David Luiz etc… sin embargo al futbolista igual que a un hijo, no basta con darle herramientas para el trabajo, sino para la vida, y si tomamos en cuenta que el 20% de futbolistas que sale de su país sufre depresión, mas la suma de no dominar idiomas y la mentalidad personal, ahí murió Brasil, intentando reproducirse.
¿Si Brasil esta en decadencia que le espera al fútbol? Nada, evolucionar, por que Brasil no es el fútbol, muy probablemente nos enamoramos del futbol viendo a Brasil, pero todo va evolucionando, y si antes veíamos futbolistas alegres con la piel limpia, hoy vemos futbolistas con tatuajes y peinados raros, si antes veíamos bicicletas y regates hoy veremos triangulaciones y paredes, y si antes veíamos a Brasil con alegría y buen futbol, hoy lo vemos como si no lo conociéramos. Si alguien se hiciera aficionado al futbol del 2010 para acá, se reiría si le decimos que Brasil era una fiesta y alegría jugando al futbol, que Roberto Carlos impactaba de manera impresionante el balón, que Ronaldo amagaba a los defensas sin tocar el mismo o que Lucio y Cafú eran unos muros. El aficionado me diría ¿Y donde quedo todo eso?
Fácil, se perdió, se perdió el día que el futbol brasileño dejo de producir materia prima, ya no hay jóvenes futbolistas con talento o hambre de crecer, jóvenes o sustitutos de un Rivaldo, Ronaldo o Ronaldinho, prefieren ganar plata y tener un buen look, a luchar y tener hambre de triunfo, se perdió el día que en lugar de invertir en jóvenes enriquecieron y fortalecieron su liga trayendo futbolistas de calidad y de prestigio de otros países.
¿Por qué hay jóvenes árabes, argentinos, turcos o franceses jugando en otros países?, porque en sus países les dieron la oportunidad de mostrarse, los cobijaron, los fueron llevando y tienen esa hambre de seguir triunfando y trascendiendo, y tal parece que en Brasil se conforman con vivir a la sombra de sus figuras y enfundados en una camiseta que por sí sola viste, y es que estos jugadores no son ni la mitad de los que la vimos vestirla tiempo atrás, la camiseta y los dorsales se ganan, y hoy en Brasil parece que los regalan.