Desde 2006 la selección Azzurra ha vivido en la sombra del fútbol internacional, si bien logró llevarse una Eurocopa en 2021, su ausencia en Rusia 2018 y Qatar 2022 relucieron todas las carencias del fútbol italiano. Ahora, la historia no ha cambiado, pues la fase de clasificación para la próxima Copa del Mundo de 2026 ha sido alarmante.
Los azzurri sufrieron una derrota 3‑0 ante Noruega lo cual obligó a despedir al técnico Luciano Spalletti, quien se marchó con una sola victoria en el arranque de la fase de clasificación. Aquel partido fue especialmente duro, con los escandinavos marcando tres goles en la primera mitad, lo cual desató una crisis de confianza en el vestuario.

En respuesta, la Federación Italiana ha nombrado a Gennaro Gattuso como nuevo seleccionador, firmando un contrato por un año con la misión de devolver el entusiasmo al equipo y reinstaurar una atmósfera de «familia», como declaró en su presentación. Junto a él, ex defensores icónicos como Andrea Barzagli y Leonardo Bonucci se incorporan como parte del cuerpo técnico, asumiendo el desafío de transformar una plantilla golpeada psicológicamente.
El debut de Gattuso se dará en la reanudación del grupo clasificatorio—Grupo I de la UEFA—frente a Estonia e Israel en septiembre. El objetivo es sencillo pero exigente: Italia debe aspirar al primer puesto que otorga acceso directo al Mundial 2026 y, en su defecto, asegurar el segundo lugar para disputar el repechaje.
