La próxima Copa Mundial de la FIFA 2026 llega con una tormenta de talento emergente que promete cambiar el rostro del fútbol global. Entre los nombres que más llaman la atención están Jude Bellingham (Inglaterra), Lamine Yamal (España) y Endrick (Brasil): cada uno con cualidades únicas —desde el dominio del mediocampo, el desborde juvenil o el instinto goleador— que los posicionan como los jóvenes que podrían liderar sus selecciones.

Por ejemplo, Lamine Yamal, apenas 17 años, ya deslumbró con su velocidad, control y visión de juego; su explosión en el Barcelona y la selección española lo sitúan como un jugador clave para el Mundial de 2026. Jude Bellingham, por su parte, mezcla presencia física, lectura táctica y madurez temprana en el mediocampo inglés; se le ve como el motor que puede catapultar a la selección de la rosa a lo más alto. Y Endrick, el prodigio brasileño, combina una movilidad letal, definición certera y una mentalidad ganadora que recuerda a los grandes delanteros de Brasil; tiene todo para hacer historia.

Más allá de los nombres estelares, lo interesante es que este torneo permitirá ver la consagración de una generación que ha ido formándose desde muy jóvenes, con mayor exposición internacional y expectativas enormes. Para muchos de ellos será la primera gran vitrina mundialista y la oportunidad de pasar de promesa a figura, mientras sus selecciones renovadas confían en su energía, talento fresco y hambre de triunfo. La Copa 2026 puede ser su escenario de lanzamiento definitivo.