La noche del jueves 4 de septiembre el Estadio Monumental fue testigo de uno de los momentos más emotivos que el fútbol argentino ha vivido en años. Lionel Messi, a sus 38 años, celebró un doblete en la contundente victoria 3-0 sobre Venezuela, un broche de oro para lo que seguramente fue su último partido oficial en suelo argentino por eliminatorias rumbo al Mundial 2026.

Entre cánticos que coreaban su nombre y abrazos con sus hijos, el capitán vivió una despedida a la altura del mito que se convirtió: “Todo lo que viví aquí fue hermoso… terminar así es lo que siempre soñé”, admitió, con los ojos encendidos por la emoción. Su entrenador, Lionel Scaloni, visiblemente conmovido, remarcó la grandeza del momento. “Ha sido un placer dirigirlo. Si este fue realmente su último partido en casa, Leo merece uno más, en el momento adecuado,” dijo el técnico sin ocultar las lágrimas.

Para muchos jóvenes Messi fue más que un futbolista: fue el símbolo de perseverancia y talento encapsulados en un 10. Si bien el futuro aún es definitivo, sí hay señales claras. Messi se tomará un tiempo para evaluar su condición física y su futuro con la Albiceleste: “Paso a paso, día a día… si me siento bien, estaré; si no, sé que ya di todo”, dijo, dejando el corazón en las tribunas y un saldo de 114 goles con su Selección. Sea este un cierre definitivo o una pausa, el legado de Lionel Messi con Argentina ya está escrito con letras doradas, sin necesidad de despedidas rimbombantes.