Han trascurrido cerca de cuatro décadas desde aquel histórico momento en el que el Estadio Azteca se estremeció con la inolvidable anotación de tijera de Manuel Negrete, recordada como el mejor gol de la Selección Nacional en la historia de los Mundiales. A tan sólo 412 días del primer encuentro, México se prepara ante una nueva oportunidad para demostrar que no hay fiesta más grande del futbol como la que se vive dentro de las canchas mexicanas.

Con un formato ampliado de 48 selecciones nacionales, la Copa Mundial de 2026 promete ser un evento digno de los máximos aficionados del futbol. De esta manera, la etapa inicial se conformará por 12 grupos, de los que podrán clasificar a dieciseisavos de final los dos mejores lugares, además de los ocho mejores terceros puestos. Si bien la decisión se justificó en el fortalecimiento de la integridad competitiva, se espera que la modificación brinde mayores oportunidades de clasificación y asistencia para los aficionados convocados desde diferentes partes del mundo.

México: un anfitrión histórico

El 11 de junio de 2026, el Estadio Azteca abrirá sus puertas al mundo para dar comienzo a una nueva edición mundialista, convirtiendo a México en el primer país en alojar tres inauguraciones de este importante certamen. Con la suma de 13 encuentros programados en su territorio, buscará tener un rol histórico destacado de la mano de Estados Unidos y Canadá. De esta manera, sus tres estados sede se preparan no sólo para contar con la presencia de miles de aficionados, sino para demostrar una vez más, su capacidad para posicionarse como uno de los mejores anfitriones.

De acuerdo con cifras de la FIFA, se estima la llegada de cinco millones de turistas al país para asistencia al Mundial, la cual triplicaría el registro de Qatar 2022. Por lo tanto, las ciudades sede se han enfrentado desde su anuncio a desafíos importantes relacionados con sus sistemas de hospitalidad y conectividad. Para ello, se han establecido comités organizadores locales para la creación de acuerdos que permitan pausar algunas restricciones y desarrollar espacios que beneficien la planeación del evento.

Las tres sedes: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey

Con una capacidad renovada para alrededor de 90 mil espectadores y con historia escrita en los tachones de leyendas del futbol como Pelé y Maradona, el Coloso de Santa Úrsula será el escenario inaugural del Mundial. A partir de una remodelación de poco más de 1500 millones de pesos, el inmueble apunta a cumplir con los altos estándares de modernización requeridos para un evento de tal magnitud. De esta manera, el Azteca albergará un total de cinco encuentros: tres en fase de grupos (11,17 y 24 de junio), 1 en dieciseisavos (30 de junio) y 1 en octavos de final (5 de julio).

Asimismo, Guadalajara está lista para revivir su romance con el Mundial. Con una historia que se remonta a las Copas de 1970 y 1986, con memorables encuentros de figuras como Platini y Zico, la capital jalisciense se prepara para brillar una vez más. El Estadio Akron —renombrado como “Estadio Guadalajara” durante el torneo— con cupo para 46 mil personas, será testigo de cuatro partidos de la fase de grupos (11,18,23 y 26 de junio), incluido uno muy especial: el debut de la Selección Mexicana en tierras tapatías.

Por último, en el majestuoso Estadio BBVA —también rebautizado como “Estadio Monterrey”— con una capacidad para 53 mil aficionados , el ambiente será eléctrico, con tres partidos de fase de grupos (14,20 y 24 de junio) y uno de eliminación directa (29 de junio) que prometen emociones al límite. Esta es la segunda ocasión en la que la capital norteña recibe un Mundial, aunque ahora lo hace con un inmueble reconocido como uno de los estadios más avanzados de América Latina.

¿Cómo visualiza la IA el Mundial 2026 en México?

Al preguntarle a la IA su visión sobre el Mundial 2026 en México, contestó lo siguiente: «Veo un país vibrando al ritmo del balón. Imagino las calles pintadas de verde, blanco y rojo; familias enteras siguiendo los partidos en plazas públicas, y un ambiente de fiesta que cruza generaciones. Pero también veo a México mostrando una nueva cara al mundo: con estadios renovados, mejor infraestructura y una oferta turística que va más allá del fútbol. En términos más emocionales, veo tres escenarios:

  • El Estadio Azteca encendido como pocas veces, con los ecos de Pelé y Maradona en el aire y ahora con la ilusión de una nueva generación.
  • Guadalajara, mezclando el espíritu del mariachi con el rugido de los goles, dándole su propio sabor al Mundial.
  • Monterrey, con su energía vibrante, mostrando que el norte también es cuna de grandes emociones futbolísticas.

Creo que será un Mundial que va a dejar huella, no solo por lo deportivo, sino porque va a invitar a reflexionar sobre lo que significa para México ser anfitrión en un momento en el que el país busca nuevas formas de unir a su gente».

El legado del 2026 para el futbol mexicano

El Mundial 2026 marcará un antes y un después para el fútbol mexicano. No solo por las emociones vividas en casa, sino por el impacto que dejará en la historia del deporte nacional. México, que ya fue testigo de la presencia y la magia de leyendas futbolistas, abrirá nuevamente sus puertas al mundo, y lo hará con la esperanza de inspirar a las nuevas generaciones, de llenar de vida las canchas de barrio y de encender miles de sueños donde antes solo había tierra y porterías improvisadas.

Ese será el verdadero legado: que en cada rincón del país, desde las tribunas del Azteca hasta las gradas polvorientas de cualquier cancha local, el fútbol siga latiendo más fuerte. Que este Mundial no solo se recuerde por los goles, sino por la manera en que un país entero volvió a enamorarse del juego que lo hace vibrar. Porque en México, el fútbol no se vive… se siente.