Ángel Morales llegó en 1999 a Cruz Azul, era el típico jugador con los tobillos encintados por fuera de las calcetas, gambetero y filtrador de pases, ese que esconde, retiene y maneja el balón a su antojo. Que lo pisa y sabe en qué momento soltarlo o retenerlo, ya saben, el orquestador.

El «Matute» debutó en Independiente de Argentina y después estuvo a préstamo con el Platense. En sus primeros años logró ganar la Supercopa Sudamericana, pero el resto de su carrera los títulos se le negaron.

Con la Máquina demostró su magia en la cancha en varias ocasiones. Fue parte del plantel que llegó a aquella mítica final de Libertadores contra Boca Juniors en 2001.  Sin embargo, en el 2002 se fue al Veracruz, donde permaneció hasta el 2004, para irse al Racing de su país. Curiosamente en el 2005 regresó a México y tuvo una aventura exprés con Dorados de Sinaloa, donde coincidió con ‘Pep’ Guardiola. 

En 2011 colgó los botines, para empezar su carrera como entrenador, sin embargo el mismo ‘Pep’ Guardiola lo desanimó, diciéndole que “era una profesión de mierda”. Es por eso que Morales decidió optar por apoyar el proceso de formación de jugadores.