La competición española ha crecido en los últimos años, pero se queda corta si se compara con la Premier. Ese crecimiento se debe a la mejora financiera de los clubes por la imposición del control económico. Pues en la década pasada había más de una veintena de clubes en concurso de acreedores que no pagaban las nóminas de los jugadores o las obligaciones con la Seguridad Social. 

Este control fija un sistema preventivo para evitar la creación de una deuda insostenible. Sin embargo, esto ha ocasionado una pérdida de competitividad en los mercados internacionales. Sobre todo, con la Premier League, y los clubes Estado el PSG. Pues los equipos españoles deben tener en cuenta el límite salarial, que se calcula restando los gastos no deportivos y el pago de la deuda a los ingresos presupuestados.

Esto no solo afecta deportivamente, sino, en la venta de los derechos televisivos pues la Premier vendió la transmisión de sus partidos en 4.036 millones contra los 2.029 millones de La Liga. Por lo que el presidente del futbol español espera que la UEFA y el Tribunal de Arbitraje Deportivo tomen papeles en el asunto y hagan respetar el fair play financiero.