La selección de Canadá enfrenta un momento histórico rumbo del próximo año: no sólo será coanfitrión del torneo, sino que también cuenta con la clasificación asegurada, dado su estatus. Este proceso ha cobrado forma bajo el mando de Jesse Marsch, nombrado director técnico en mayo de 2024. Desde entonces, ha impuesto un estilo ofensivo de presión alta —heredado del modelo Red Bull— y logró el cuarto lugar en la Copa América 2024, un hecho inédito que marcó su consolidación como una fuerza emergente en América.
Canadá encara el Mundial con optimismo, impulsado por una generación dorada liderada por figuras como Alphonso Davies, Jonathan David y Tajon Buchanan, todos en ligas europeas de alto nivel. Con menos de dos años para el torneo, Marsch ha desplegado una intensa agenda de amistosos y torneos selectos, como el recientemente creado “Canadian Shield Tournament” en Toronto, para medir al equipo ante rivales de primer nivel como Japón o Rumania. Además, ha enfatizado la integración de jóvenes talentos con doble ciudadanía —como David Jebbison y Promise David— para garantizar profundidad y competitividad.

Analistas y figuras del equipo coinciden en que el crecimiento es tangible. Marsch enfatiza la importancia de generar una cultura futbolística sólida y una cantera fuerte que sostenga el rendimiento en casa. Alistair Johnston, uno de los referentes del equipo, ha destacado que competiciones como la Copa América han fortalecido la mentalidad del grupo, “nos están probando en la batalla”, dijo refiriéndose al carácter forjado desde grandes torneos. Desde la base de aficionados y analistas en foros como Reddit, se alienta la continuidad del apoyo a las mejoras estructurales y el desarrollo juvenil: “como alguien que lleva casi 30 años siguiendo el fútbol en Canadá, no creo que la gente aprecie cuánto ha cambiado la base en este país”, comentó un usuario, reflejando una visión esperanzadora ante el crecimiento sostenido.