El cierre en la eliminatoria entre León y Morelia fue toda una fiesta en el bajío, el marcador es lo de menos, y no demerito el trabajo del León ni hago menos a Monarcas, pero no fue un parámetro donde se pueda evaluar a la fiera, quien dio golpes contundentes en momentos oportunos, cuando el juego era equilibrado y parejo; en un corner trabajado Elías cobra, peina Novaretti y el Chapo cierra, así se fueron al descanso.
En el medio tiempo antes del saque Montes y Boselli platican, no se que se dijeron pero a los 12 segundos de la parte complementaria, después de 2-3 paredes, Montes sirvió para Boselli quien definió a un rincón.
Morelia entró dormido y la fiesta ya empezaba después del tanto de Mauro quien liquidó cualquier esperanza. El resto del juego era una fiesta, la grada organizaba la ola, la gente se iba antes del silbatazo final pero no porque fuera un mal juego, sino por lo tarde de la noche y por que esperaban una roca más difícil de mover, una prueba mayor, lo que muchos comentaban y me callaba la boca era el equilibrio futbolístico, donde había pequeños despuntes personales.
Rocha recuperando y distribuyendo solido, confiable y de calidad, creciendo mucho, Montes y Elías desbordando, jugando maduros y agresivos al ataque, sumando en recuperación y al trabajo defensivo, pero en general el plantel se vio muy sólido, compacto y contundente, los goles trabajados con jugadas armadas y de acompañamiento, ojo que el rival dio muchas complacencias, pero el equilibrio que maneja Tena rinde frutos, y el grupo de futbolistas se ve muy unido, al final a la gente lo que le importa es ver a la fiera campeón.
