Dios, el destino, coincidencias, para mí todo existe; pero tus decisiones repercuten en ellos, y al final tú eliges el camino. “Que no hay partido de vuelta entre el hombre y su destino” lo dijo el escritor Irlandés  Samuel Beckett, así de contundente es la vida y el fútbol. Ese mismo fútbol que fue educando, criando y guiando de la mano de Dios a uno de los últimos ídolos de Rayados de Monterrey… Guillermo Franco.

El Guille que desde los 3 años fue criado por sus abuelos debido al divorcio de sus padres, nacido en corrientes Argentina se refugió en el  deporte. Remo, natación, básquetbol, fútbol, a los 12 años eligió el básquetbol, nunca tuvo la intención de ser futbolista, hasta que en una prueba de San Lorenzo de Almagro a la cual asistió por un conocido, y por darle el gusto a su padre con quien empezaba a tener relación, asistió, aunque la verdad Franco iba a conocer Buenos Aires gran ciudad para un chico de provincia.

Llegada la prueba, Guillermo fue aceptado pero mintió a su padre para poder seguir al lado de su padre y hermanos, aunque tiempo más tarde la familia se enteraría y hablarían para que él viviera en la pensión del ciclón y aprovechara dicha oportunidad.

Sus inicios del argentino fueron lo más difícil para él, ya que se dedicaba a llorar todo el tiempo, su vida cambiaría a partir de un momento difícil y molesto, dentro de la pensión había un joven brasileño que siempre lo molestaba se acercaba a él y le decía, sólo recuerda algo, “Jesús te ama”, llegó el momento que Franco se sintió tan acosado e intimidado que le molestó y le dijo ¿Qué es lo que tú quieres? Lo que el brasileño quería era que asistiera a una reunión llamada “Atletas para Cristo”, por fin accedió con mucha molestia llego y al abrir la biblia lo primero que escuchó en la lectura fue “Tú no me elegiste a mí, yo te elegí a ti”. Guillermo al ir renuente se molestó mucho y se salió, aunque con una espinita regresaría cada 8 días y sorpresa, cada lectura le quedaría de acuerdo a las circunstancias que su vida atravesaba y ahí conocería al amor de su vida, su esposa.

Una vez en San Lorenzo metido de lleno al fútbol, su ilusión más grande era ser alguien en la vida, y formar una familia, difícil reto ya que nunca tuvo de pequeño esa familia nuclear junta, papá, mamá y hermanos, difícil tarea. Pero pronto se casó y formó su familia, nacido su hijo Juan, Guille Franco recibió una oferta de compra por 5 años del Parma de Italia, cuando él estaba a punto de decidir llego otra oferta, un técnico argentino, Daniel Pasarella lo quería en Monterrey a préstamo por un año.

“Yo no sabía ni donde estaba Monterrey, ni que club era Monterrey”

Después de platicar con su esposa, Franco abrió la Biblia y nuevamente leyó un fragmento que decía “No mires las apariencias de las cosas, porque a donde yo te envío, grandes cosas haré contigo”, lo demás es historia.

Guillermo eligió Monterrey donde se convirtió en un auténtico ídolo, los momentos más recordamos serán para mi gusto 3

  • El gol que anota a Atlante en cuartos de final con el rostro lleno de sangre

LNFnetwork - guille franco sangrado

  • Su gol en las semifinales del clásico regio con el que elimina a tigres

guille franco gol vs tigres

  • El día que regresó a Monterrey con la camiseta de Pachuca y como en otras tantas ocasiones el estadio del Tec se unió en el grito, Oe Oe Guille, Franco compartió que no tenía ganas de jugar, en cuanto entró comenzó a llorar y comentó que tenía ganas de hincarse y levantar los brazos.

Actualmente Guillermo, siempre agradecido con Dios en primer lugar y con México por todas las cosas que le ha dado, forma parte del ITESM como coordinador de entrenadores infantiles y juveniles.

Gracias a Guillermo Franco por marcar el corazón de la afición rayada y de los que amamos el futbol, ya que algunos de nosotros disfrutábamos la pasión con la que vivías el futbol.

 

macip lobato carlos

@MacipFt