Desde muy pequeña, Carli obtuvo grandes alegrías generadas por el balón. Sin embargo, la diversión se transformó rápidamente en una meta con la final del Mundial de Fútbol Femenino de 1999, en la que Estados Unidos obtuvo su segundo campeonato. Con una plantilla mágica de jugadoras como la icónica “diez” Michelle Akers, Lloyd comenzó a soñar cada noche con seguir el camino de esas talentosas deportistas que estaban revolucionando el mundo del fútbol.
Mientras cursaba la universidad, llegó su oportunidad para formar parte de la Sub-20 de Estados Unidos, en la cual a pesar de no quedar dentro de las listas finales, finalmente pudo ingresar por la lesión de una de sus compañeras. A partir de ese momento, el sacrificio y la dedicación de Lloyd se intensificó, sin saber aún los grandes resultados que su amor por el fútbol le traerían años adelante.
Paralelamente, comenzó su trayectoria profesional con los Chicago Red Stars en la Women´s Professional Soccer (WPS). Su primer equipo en la NWSL fue el Western New York Flash, en el cual adquirió un mayor reconocimiento que en 2017 le permitió tener un breve paso por el Manchester City. Para sus últimos cuatro años en el fútbol americano, regresó al Gotham, un equipo en el que para muchos, pudo retomar su máximo potencial como futbolista.
Con la Selección Nacional de Estados Unidos, transcurrieron más de diecisiete años antes de que llegara el retiro de la inigualable Lloyd. Su salida simbolizó para muchos el fin de una era en el fútbol femenil, siendo la segunda jugadora con más partidos internacionales y la tercera con más goles. Además de ser una completa leyenda al representar un elemento fundamental en los equipos que lograron dos oros olímpicos, dos campeonatos mundiales y dos campeonatos en premundiales de la Concacaf.
Tanto fuera como dentro de la cancha, Carli demostró siempre su amor y compromiso con un un crecimiento internacional digno y justo del fútbol femenil. Aunado a ello, su habilidad técnica en conjunto con su inteligencia estratégica y característico liderazgo, le permitieron destacar como una de las mejores futbolistas del mundo, obteniendo un Balón de Oro y el reconocimiento The Best por la FIFA. De esta manera, Lloyd se consagró como una de las máximas referentes del mágico “diez” dentro del fútbol femenil.