Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han estado marcados por muchísimas cosas. La primera y más importante, la pandemia de la COVID-19 que los ha retrasado un año y que ha obligado a que casi todas las competiciones se disputen sin público. Restricciones, burbujas previas, villa olímpica desangelada…
Pero a nivel particular, el caso que más ha sonado ha sido el de Simone Biles. La mejor gimnasta de la historia sorprendió cuando rechazó participar en las finales de salto y barras asimétricas. ¿El motivo? Su salud mental.
Desde ese momento, aunque no ha sido el primero, el debate en el mundo del deporte está abierto. ¿Se trata bien la salud mental en el deportista? ¿Por qué es todavía un tema tabú? ¿Por qué se ha hecho público justo antes de competir y no antes?
Fecha: martes 27 de julio de 2021.
Evento: final de gimnasia femenina por equipos.
Prueba inicial: salto de caballo.
Biles tenía la mirada hacia el frente, aunque volteaba a los lados en ocasiones. Dio el arranque a su carrera, llegó al salto, se impulsó por lo aires, pero el aterrizaje no fue limpio. Algo pasó.
La gimnasta se retiró de la final por equipos (y después también de la final individual all-around). Se temía una lesión física debido al aterrizaje que tuvo (casi cae de rodillas), pero la afectación estaba en aquello que no podemos ver: la mente.
“Siempre que te encuentras en una situación de mucho estrés, te asustas”, dijo Biles, de 24 años, a periodistas después del evento. “Tengo que concentrarme en mi salud mental y no poner en peligro mi salud y bienestar”.
Biles fue clara: no había tenido ninguna lesión, pero señaló que se trataban de unos Olímpicos de mucho estrés, donde existen diversas variables que afectan el desempeño deportivo.
“Han sido realmente estresantes estos Juegos Olímpicos”, agregó la gimnasta.
“Creo que, en general, no tener una audiencia: hay muchas variables diferentes que entran en juego. Ha sido una semana larga, un largo proceso olímpico. Ha sido un año largo, así que muchas variables diferentes. Creo que estamos demasiado estresados. Deberíamos estar aquí divirtiéndonos”.
Apenas unas horas antes, la tenista Naomi Osaka sufrió una derrota en la tercera ronda de la competición de tenis femenino, lo cual fue una sorpresa por ser una de las máximas representantes de Japón. Osaka también dijo que la presión y las expectativas que rodean su actuación contribuyeron a sus dificultades a la hora de competir.
Un problema más grande de lo que pensamos
Biles y Osaka alzaron la voz y ahora es posible visibilizar de mayor manera el tema. Son estandartes de la situación y dos mujeres que han visto afectada su salud mental, pero el problema es más grande de lo que pensamos.
De acuerdo con el ‘Informe de epidemiológico de salud mental en el deporte’, realizado por las empresas Euroamericas Sport Marketing y Sport Hub Innovation Center (ambas dirigidas por Gerardo Molina), cuatro de cada 10 deportistas revelaron sufrir ansiedad, “una patología descrita como una sensación que combina inquietud, impaciencia, alarma, incertidumbre y temor”.
“Además, dos de cada 10 deportistas sufrieron de depresión en algún momento de su carrera: 25% la atraviesan actualmente y el otro 45% indicaron haberla sufrido en el pasado”, señala.
En el marco de toda la situación de la salud mental en el deporte, tanto Osaka como Biles son el “puntapié inicial” de este movimiento.
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