Manuel Francisco dos Santos. O simplemente, Mané Garrincha. estuvo a la altura de un grande como Pelé, nada menos. Se probó en varios clubes y el Botafogo le dio una oportunidad, ahí jugó entre 1951 y 1966, ganando cinco títulos, entre Copa Carioca y el torneo Río-San Pablo.

En el mundo, fue reconocido como un jugador distinto, imparable e indescifrable para sus rivales. El mejor gambeteador de todos los tiempos. El Instituto de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) lo ubicó en el octavo lugar en el ranking del mejor futbolista del siglo.

Era dueño de una gambeta única, en parte producto de una malformación en sus piernas. De nacimiento tuvo los pies unos ochenta grados hacia adentro, y su pierna derecha era seis centímetros más corta que la pierna izquierda. También contrajo poliomielitis, enfermedad que lejos de mejorar su estado físico, lo deterioró.

Sin embargo nada de esto le impidió convertirse en un ícono de fútbol, pues incluso la afición llegó a apodarlo Garrincha, ya que lo comparaban con un ave de la selva del Mato Grosso que era rápido como un rayo, pero al mismo tiempo un poco torpe.Garrincha también jugó para el Corinthians, Portuguesa, Junior de Barranquilla, Flamengo, Red Star Paris y en el humilde Olaria de Brasil, donde se retiró en 1972.

El 20 de enero de 1983 falleció producto de una sumatoria de complicaciones: congestión pulmonar, pancreatitis y pericarditis. Garrincha fue despedido por la afición en el Maracaná, donde la gente recordó y homenajeó a la Alegría del Pueblo como lo merecía. Murió en la pobreza, pero no en el olvido.