Al inicio del torneo, pasadas dos jornadas, escribí una columna sobre Ignacio Ambriz en la cual pedía paciencia y tiempo para poder evaluar su trabajo ya que las primeras 2 derrotas, Puebla y Atlas, el América no contó con medio equipo titular por distintas situaciones. En las jornadas siguientes Ambriz nos mostró una cara diametralmente distinta, ya con equipo completo el América ligó, entre liga y concachampions, 7 victorias consecutivas con un futbol alegre que ilusionaba al americanismo, ofensivo, goleador, vertical, con variantes ofensivas y, lo más importante, armonía y unión en el vestidor.
A partir de este momento y llegada la jornada 8 contra los Tigres, algo cambió, la indisciplina apareció liderada por Rubens Sambueza. El América se convirtió en un equipo bravucón, llanero, corriente, dando la impresión que a Nacho se le empezaba ir el equipo de las manos por falta de mano dura. En aquel partido terminamos con 9 jugadores y bien pudimos haber terminado con 2 menos; la derrota volvió a aparecer y ya sumaban 3 en el torneo de liga. En la jornada 9 contra Morelia, después de un pésimo futbol mostrado por los azulcremas, les bastó 15 minutos de brillantez ofensiva para golear a la monarquía en patio ajeno. Sin embargo, inmediatamente llegó la cuarta derrota propinada por el Guadalajara en el Azteca, donde América tuvo varias oportunidades claras de gol y sumadas con un par de graves errores arbitrales evitaron que los locales sacaran, al menos, el empate. En la jornada 11 visitamos la ciudad “donde la vida no vale nada”, Léon, y ahí el América evidenció, más que en ningún partido, dos cosas, la primera, que Ambriz pretendía un equipo aún más ofensivo en detrimento del aparato defensivo; y segunda, las carencias defensivas Paolo Goltz, uno de los peores defensas centrales extranjeros que ha vestido la playera americanista, cuya responsabilidad en casi todos los goles que le anotan al América es evidente. En un juego agradable de ida y vuelta, la Fiera terminó por darnos un baile y clavarnos 3 goles que bien pudieron haber sido 6.
El balance hasta este momento era bastante malo, 6 victorias y 5 derrotas que sumaban 18 puntos. Lo rescatable era que el equipo jugaba bien en la mayor parte de los partidos, tenía mucha llegada, aunque con poca contundencia, y siempre buscaba ir al frente; jugando así es más probable que se obtengan victorias. Sin embargo, llegó el punto de inflexión en la manera jugar y tras la fuerte molestia de Ricardo Pelaez, se cambió el discurso al interior del equipo, ahora se iba a buscar un futbol “equilibrado”, que traducido a palabras coloquiales significa practicar un futbol defensivo, mezquino y mediocre.
En la jornada 12 Chiapas visitó el Azteca y es justo cuando América comienza con la práctica del futbol “equilibrado” del que ya nos había hablado Ambriz, y al más fiel estilo del Lapuentismo se le ganó a Jaguares con mucho trabajo, de hecho, el empate hubiera sido el resultado más justo aquella tarde en el coloso de Santa Ursula, donde por largos lapsos del segundo tiempo, el público chifló y abucheó a los de amarillo. Lo único rescatable fue la victoria, porque se sumaron 3 puntos que nos volvían a posicionar en la parte alta de la tabla general. La jornada siguiente el equipo enfrentó a unos Xolos irreconocibles, un equipo enfermo en fase terminal, en esa noche con 25 minutos de un futbol brillante, intenso, vertical, rápido y con variantes ofensivas fue suficiente para meterle un par de goles a los de Tijuana. Lo malo que en los restantes 65 minutos el América perdió todo lo que mostró al inicio del partido, se echaron para atrás, olvidaron la intensidad en el vestidor, sobrados, fallando el 75% de los pases y con una actitud deplorable, sacaron los 3 puntos más por fallas ofensivas del Xolaje que por el buen manejo de partido del América.
El siguiente rival en puerta era Querétaro, un equipo a modo, que no venía jugando nada bien, urgido de puntos y normalmente un equipo flojo cuando viaja a la capital del país. Estas características sirvieron para que el equipo comandado por Ambriz saliera a sobrellevar el partido, a caminar en la cancha, carentes de intensidad, sobrados, pensando que la camiseta iba a meter los goles y que los Gallos Blancos iban a salir asustados. Grave error, cuando juegas a no ganar usualmente pierdes, y eso le paso al América que sumó su sexta derrota en el torneo y cuarta en el estadio Azteca. Una vez más, por largos lapsos del segundo tiempo, el equipo fue silvado y abucheado por la afición.
El América jugó dos partidos de visitante consecutivos, con Toluca y Monterrey. En ambos partidos los azulcremas anotaron de forma tempranera, más por suerte que por merecimientos y buen futbol. En sendos partidos el equipo hizo un regular primer tiempo que le permitió ir al descanso ganando 2-0 y 1-0, respectivamente. Para la segunda mitad, otra vez sale a la cancha un América irreconocible, un equipo tirado atrás esperando el contragolpe, que es evidente ni siquiera lo practican durante la semana, la intensidad volvió a quedarse en los vestidores, sobrados, fallando la mayoría de los pases, sobrellevando el partido y consintiendo al rival, hasta que Toluca reaccionó y con dos goles en 5 minutos nos empató el partido, pero bastó un momento de brillantez de Sambueza, Aguilar y Benedetto para sacar una victoria, que tampoco merecían. En el otro partido, Monterrey nos empata y nos da la vuelta, el América no tuvo reacción ni mucho ideas y argumentos para ir por el empate y, gracias a la mala puntería de los Rayados, no salimos con una goleada del fantástico estadio BBVA-Bancomer.
América se fue al receso, por las eliminatorias mundialistas, con un balance de 9 victorias contra 7 derrotas que suman 27 puntos, y gracias a la buena diferencia de goles todavía nos alcanza para estar en el cuarto lugar general. Ambriz le metió mano al equipo y todo se descompuso, los cambios radicales que tienen en los segundos tiempos son preocupantes y vergonzosos, el no salir a finiquitar los partidos y sobrellevarlos para evitar cansancio y desgaste le ha costado al equipo 2 derrotas sumamente dolorosas que nos pone en riesgo de clasificar en la parte baja de la tabla general.
Ignoro si fue decisión del señor Ignacio Ambriz o solo está acatando órdenes de Ricardo Peláez, pero si el equipo no cambia su forma de jugar seguramente serán eliminados en cuartos de final de la liguilla e iremos a hacer otro ridículo al Mundial de Clubes en Japón. La clave que llevó al América a ser superlíder en algún pasaje del torneo fue la intensidad y el hambre de triunfo, que hora se traduce en falta de intensidad, conformismo y, sobre todo, la mentalidad mediocre de su técnico. Estimados americanistas, al equipo se le apoya en las buenas y en las malas, pero eso no me exime de criticarlos tanto en las victorias como en las derrotas. La NETA si todo sigue igual, sería un buen momento para empezarle a buscar sustituto a Nacho porque esa forma de jugar no nos llevará a ningun lado. De antemano espero equivocarme y tragarme mis palabras al final del año.
Lo escrito, escrito está…