Sin tanto verso, así es como calificaría el campeonato de Bravos en el Ascenso MX, y es que Ciudad Juárez parece ser una plaza que no se resigna a ver el futbol de primera división por televisión.
Hija del Ing. Federico de la Vega, reconocido empresario juarense y hombre de futbol ligado como propietario en los años 80´s a las Cobras de Ciudad Juárez, Alejandra de la Vega sentó rápidamente las bases de un proyecto exitoso, que al día de hoy, camina más rápido de lo esperado, teniendo como característica principal convertirse en un modelo aspiracional para la juventud de la región y un lugar de esparcimiento y entretenimiento familiar.
Seis meses después del anuncio oficial que vinculó al Ascenso MX con la ciudad fronteriza, los de Juárez pueden presumir a un equipo Campeón, propietarios del primer boleto que les da el derecho de pelear un lugar en la máxima categoría del futbol mexicano.
Dirigidos por un viejo lobo de mar, Sergio “El Millonario” Orduña encontró rápidamente la forma de armar un conjunto compacto en todas las zonas de la cancha. Con muy poco tiempo de trabajo, opto en el arco por la experiencia de Vázquez Mellado y Urbina, una línea de 4 con dos pilares como Betao y Morales, la recuperación de pelota al mando de Mejía y Tehuitzil, la explosividad en los pies de Darley al medio campo y la definición de Carrijo y Ortiz arriba; jugadores que se convirtieron en la columna vertebral, y que mantuvieron al equipo la mayor parte del torneo peleando arriba para terminar siendo segundos de la general.
El campeonato de Juárez sin duda alguna pone a temblar proyectos con mayor tiempo de trabajo y poca rentabilidad no solamente en los resultados, sino en el arraigo de los mismos con sus aficionados, siendo este último el activo más importante para un equipo de futbol. Alejandra de la Vega sentó un precedente ya en el fútbol mexicano, y demostró la capacidad que tiene para liderar un equipo de futbol sin tanto verso.