Incapaces de hacerse daño fueron las escuadras poblana y lagunera el día de ayer en el Estadio Cuauhtémoc, siendo protagonistas de un tedioso empate a ceros.

Es complicado resaltar algún punto positivo de un partido que fue completamente gris; en la cancha, en la grada, y en el cielo. No podemos negar que el Puebla se ha desdibujado si lo comparamos con el accionar del plantel en las dos primeras jornadas.

Sin duda mucho tiene que ver la desaparición del «Hobbit» en los últimos 180 minutos del cuadro camotero, y es que si Bermúdez no forma parte de la creación de jugadas, al Puebla le cuesta mucho trabajo hacer daño, se queda sin variantes, sin ideas ni explosividad.

Otro aspecto que preocupa es la actitud que comienzan a mostrar algunos futbolistas, ejemplo claro es la falta de voracidad para aprovechar la ventaja de que el marco del equipo de La laguna no estaba siendo defendido por un portero, fueron diez minutos y el Puebla sólo pudo llegar con peligro en una ocasión.

Valiño está a tiempo de enderezar al equipo y para hacerlo tendrá que trabajar mucho, antes de que la gente empiece a pedir su cabeza. Y es que el sello distintivo del equipo que comanda el Argentino es la irregularidad, porque el Puebla a veces llega, pero lo que no hace es mantenerse.

Rodrigo Alanis

Rodrigo Alanis

@royrome90