Desde que inició la pandemia, se nos ha venido advirtiendo que nada volverá a ser cómo siempre.

Desde que inició la pandemia, se nos ha venido advirtiendo que nada volverá a ser cómo siempre. Sin embargo, sea por la inmediatez o porque cualquier cosa que se dijera estaría equivocada, pocos han sido los que se han arremangado para poner manos a la obra para construir la nueva normalidad.

Efectivamente, tal como lo dijo Peter Drucker, “La mejor forma de predecir el futuro es crearlo” que resalta la importancia de asumir la responsabilidad en el presente para crear un excelente porvenir. Parece que Joe Biden tienen un plan que en verdad va a marcar el rumbo.

La Casa Blanca tiene un plan de política —un programa que dividió en dos partes y con un valor cercano a los cuatro billones de dólares para reconstruir la economía de los Estados Unidos.  Además del plano narrativo, está el presupuestal.

La primera fase de su programa económico la va a sustentar en la infraestructura y la segunda en la capacitación. Para más detalles: va a construir veinte mil millas de carreteras y diez puentes económicamente más significativos que quiere reparar; pretende construir quinientas mil estaciones de carga de coches eléctricos; inversiones masivas en investigación y desarrollo.

Es sumamente interesante ver que su énfasis está en los millones de puestos de trabajo que dijo que crearía y su gran tamaño. “No es un plan que juegue alrededor de los bordes”, declaró Biden. “Es grande? Sí. ¿Es audaz? Sí. Y podemos hacerlo. El rumbo que se está marcando desde La Casa Blanca deja claro que los eslabones de la infraestructura y del talento humano deben de ir juntos. 

La reconocida economista de Harvard, Claudia Goldin, hace énfasis sobre el tema de capital humano, sobre el stock de habilidades que posee la fuerza laboral. Goldin hace énfasis en la oportunidad que tenemos de repensar y replantear aquellas prácticas absurdas que han dejado de lado a gente muy talentosa por cuestiones de prejuicio. El rumbo lo marca la gestión por competencias y la apreciación del talento por el talento mismo.

En 2000, Claudia Goldin junto con la economista Cecilia Rouse llevó a cabo un estudio en el que demostró que las orquestas eran más propensas a contratar mujeres cuando utilizaban audiciones a ciegas para evaluar a posibles músicos que cuando no lo hacían, una clara demostración de discriminación que también dejó claro el impacto del sesgo de género en la utilidad humana.

La pandemia ha golpeado a la Humanidad en todo el mundo, sin embargo, le ha pegado más a los que tienen menos preparación y las presiones de la pandemia fueron más intensas para las mujeres menos educadas que para las más educadas, y más difíciles para las mujeres con hijos de entre cinco y trece años que las que no lo tenían.

Nos tenemos que preparar para la nueva normalidad, pero no se trata de imaginar temas de trabajo a distancia, de plataformas que sustituyen las fórmulas de contratación directa y que han sido hábiles para darle la vuelta a las obligaciones patronales. Es curioso como muchas de estas aplicaciones te invitan a ser generoso y dejarle propina a quien te presta servicio —apelando a tu conciencia y solidaridad—, mientras se niegan a darles las prestaciones de ley.

Más que ser mezquinos, en la nueva normalidad tenemos que llegar con una mentalidad preparada. Las expectativas que revelan el último estudio de McKinsey señalan la gran esperanza que países de la región de Latinoamérica, Asía Pacifico y Norteamérica de crecer los niveles de productividad en cifras superiores al cuarenta por ciento.

El problema es que la brecha amplia que se abre es precisamente en torno a la productividad. Las mejoras no llegarán sin preparación.

Es lógico, nadie puede pretender levantar una cosecha abundante si el terreno no fue preparado con meses de anticipación. No hay sorpresas.

Por lo tanto, en estos momentos lo que el mundo corporativo, de emprendimiento, profesional y personal debe enfocarse en conservar aquello que los hace ser relevantes. Más que recortes de gastos, despidos masivos, movimientos de emergencia, es necesario enfocarnos en apuntalar nuestros proyectos para el momento en el que la Humanidad pueda volver a convivir sin tener miedo de un posible contagio.

Estamos cerca, la inmunidad de rebaño llegará cuando un amplio sector de la población esté vacunado. Y, aunque pueda parecer que falta mucho, creo que no será tanto.

Lo importante es que nos tomemos este tiempo para prepararnos, para ver cuales son las pistas que nos llegan del exterior. Las señales del presidente Joe Biden son claras y sus palabras están respaldadas con presupuesto.

Desde que inició la pandemia, se nos ha venido advirtiendo que nada volverá a ser cómo siempre, tal vez pueda ser mejor. El rumbo está dado.