La Selección Mexicana de futbol varonil consumó otro de sus grandes fracasos en su reciente historia al quedar eliminado en fase de grupos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018.

A pesar de tener a diez jugadores que venían de dar una brillante actuación en el torneo juvenil de Toulon en Francia, así como a varios elementos con experiencia en Liga Mx y Ascenso Mx, de nueva cuenta se fracasó, ¿en dónde está la clave para entender estas graves caídas?

Todo se resume a lo vivido este 25 de junio con Haití, esa selección que ya había sido protagonista de otro triste momento para las juveniles mexicanas. Ahora con un empate a uno dejaron fuera al Tri, reviviendo lo sucedido en 2008 cuando los dirigidos por Hugo Sánchez no pudieron conseguir los goles necesarios para clasificar a los Juegos Olímpicos de Beijing.

Las fallas son focalizadas, principalmente por el manejo de los jóvenes, quienes disputan este tipo de partidos con una soberbia descomunal y son incapaces de reaccionar en el momento adecuado.

En que muchos de ellos muestran talento en las piernas, pero no mentalidad, se pide demasiado de estas generaciones cuando en todos los niveles el jugador mexicano no deja de mostrarnos que todavía no está listo para dar el gran paso.

La historia sigue siendo la misma después de diez años de aquella actuación del preolímpico, muchas expectativas, pocos resultados. Y es que no se pueda confiar en los jugadores mexicanos, el trabajo se hace, pero queda esa incertidumbre por la calidad de los procesos, por el interés de que estos chicos progresen, de que esta eliminación sirva de aprendizaje y no como estigma.

Ya regresó la regla 20/11 a la Liga Mx, cada día se ve con mejores ojos la implementación de jóvenes en el futbol, pero si no se hace un trabajo integral la intermitencia va a seguir apareciendo y otra «generación dorada» parecerá de aluminio.

Por: Julio Sánchez.