Es una delicia ver que el fútbol mexicano se viva con intensidad cada partido, que los pocos delanteros que llegan en verdad cumplen su propósito de anotar goles jornada tras jornada y que son estos los que gustan de romper records, para reescribir la historia del club, o su propia historia; y un ejemplo es ni más ni menos que André Pierre Gignac.

André, llegaste a México para formar parte del equipo de la década, los Tigres de la Universidad Nacional de Nuevo León, es aquí donde te has convertido en dos ocasiones el mejor delantero de la Liga MX, el mejor delantero de la Concacaf, convertirte en el máximo goleados de tu equipo y recientemente con 125 goles el absoluto goleador de todo Monterrey.

No se diga también, que gracias a tu liderazgo has sido el protagonista de campeonatos para los felinos. Que tu humildad, solidaridad y compañerismo has estado en las buenas, en las malas y en las lamentables, y aún así, sigues con los pies en la cancha.

Te llegó tarde el fútbol Gignac, pero es aquí en nuestro país donde te has consolidado, es aquí donde cada fecha futbolística te encuentras con tu mejor amigo, el Gol, ese que has hecho que toda una afición de Libres y Lokos esté rendida a tus pies, que te alienten como canción de la Sonora Santanera y que todo México te tenga entre brazos como hijo propio.