Por. Zac Villegas

Lo de la Máquina, ya no sabemos si es algo serio, es a propósito o de risa. No sabemos si la palabra ‘cruzazulear’ ya tendría que estar agregada en el diccionario; pero lo que pasó en la jornada 1 de la fantástica, cómica, musical Liga MX es de sorprenderse. Cruz Azul inicio con el pie izquierdo, perdiendo de último momento ante el Atlas.

El Estadio Azteca fue el escenario para presenciar un fútbol que no se acercaba a lo profesional, era más una ‘cáscara’ dominguera. La Máquina avanzaba lenta, no encontraba los rieles hacía el contraataque,  pesaba el campo y los Rojinegros fueron ese lodazal que no dejaba fluir el balón.

Pero al mal tiempo, buena cara (por momentos). Elías Hernández ya movía las masas tras mandarse un golazo cruzado y al poste más lejano, dando un tímido gesto de alegría a los presentes, quienes incrédulos, no tenían idea de lo que se venía.

Al paso de 5 minutos después del gol, la mala suerte ya se percibía sobre los celestes, donde Pablo Aguilar mandaba un cabezazo directo al poste, y que, tras un rebote, con portería abierta mandaba el balón afuera. ¡Qué mala suerte!

El viacrucis cruzazulino ya pintaba algo largo y con final trágico, Orbelín Pineda vería la tarjeta roja, tras un fuerte pisotón, que al árbitro Fernando Hernández no dudo ni un segundo en mandarlo a las regaderas; dejando a Cruz Azul anímicamente más lastimado, sin idea, sufriendo a orillas de su área.

Hasta que llegó lo esperado, una serie de rebotes en el área dio como resultado un disparó cruzado cortesía del rojinegro Ángel Márquez que termina venciendo a ‘Chuy’ Corona para igualar los cartones.

Ya en los últimos minutos del segundo tiempo, con un gol anulado a Atlas por fuera de lugar y por ser el más insistente en el Santa Úrsula, Jeraldino se hacía presente en el marcador al meterle la zurda a la pelota y así matar todas las esperanzas, sueños, tácticas, ideas, que Cruz Azul pretendia como mínimo, presentar.

¡Es un hecho! la Máquina está en crisis y no es pronto para decirlo, está en decadencia, lo abunda la depresión, se encuentra con baja autoestima, y los directivos no hacen nada, y los jugadores no hacen nada. Cruz Azul juega como nunca y pierde como siempre. 22 años lo respalda.