Pocas cosas en el mundo despiertan tanta pasión como un balón de futbol lo hace, y aún más cuando este es disputado por dos equipos de la misma localidad, capaces de generar sentimientos plagados de emociones y radicalismos por los colores que estos representan para cada una de sus hinchadas. Eso lo tiene muy claro la gente del bajío, ya que el rojo y el verde no se llevan ni se llevarán nunca, son colores primarios e incapaces de mezclarse en el corazón de los guanajuatenses.

Golpes, bronca, disturbio, pasión mal encausada es lo que puede llegar a despertar un clásico. En el mundo futbolístico contamos con algunos de los más pasionales, River vs. Boca, Barcelona vs. Real Madrid, Tigres vs. Monterrey, Central vs. Newells, por recordar algunos, pero aprovechando la semana esmeralda, recordaremos uno de los más pasionales y bravos en el futbol mexicano, algunos lo recuerdan otros lo recordarán al leer esta columna.

León vs. Irapuato, debido a la cercanía de las ciudades y a la pasión que despierta el futbol en el bajío, siempre fue considerado un encuentro de alto riesgo. Hoy recordaremos el 2-2 del 2001, donde había jugadores impresionantes, que muchos tendrán en la memoria como grandes estandartes y referentes del futbol nacional e internacional, por un lado los panzas verdes tenían entre sus filas a jugadores como Ordiales, Sigifredo Mercado, Misael Espinosa, y un portero campeón del mundo como el argentino Luis Islas; junto a jóvenes como Bora Alcantar, Ailton y Leandro Augusto, convirtiendo a la fiera en un equipo equilibrado y atractivo en su futbol al frente.

Del otro lado la famosa trinca, Irapuato, contaba en el arco con el hoy fallecido Samuel Mañez, dos puntas como Martin Rodríguez y Morales , la media cancha con Tavira y Taboada, orquestados por el talento de Antonio Mohamed, Víctor Saavedra e Isaac Terrazas como pilares defensivos.

Fue entonces el Sergio León Chávez testigo del último clásico que protagonizarían freseros y esmeraldas en el máximo circuito del futbol mexicano, plagado de público y seguridad policiaca se vivió un espectacular empate que hizo explotar gargantas de los dos lados, las proesas de un arquero como Islas y un joven brasileño anotador de dos goles para la Fiera llamado Leandro Agusto, una tarde noche única de futbol en Irapuato, y es que ambas escuadras olvidaron por un momento las difíciles circunstancias que atravesaban y salieron simplemente a jugar algo más que un partido de futbol; salieron en busca de la gloria, esa de la que todos los que no jugamos al futbol envidiamos y deseamos en algún momento conseguirla, esa que en un clásico se puede acariciar, besar y recordar para la posteridad. esa que al día de hoy, todavía se extraña disputar en el bajío.

macip lobato carlos

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